miércoles, 17 de marzo de 2010

Este pasado fin de semana en PDVSA La Estancia Bandola Montañera de Guaribe con Dionisio Bolívar Margarito Aristiguieta Gavi Duarte y Toberías exaltar


Caracas. El joropo central y tuyero hizo suyos los espacios de PDVSA La Estancia este pasado fin de semana con las presentaciones de la Bandola Montañera de Guaribe, Dionisio Bolívar y Margarito Aristiguieta (sábado 13) y Gavi Duarte acompañada del grupo Tobería´s (domingo 14).

Sentido homenaje zapateado
La tarde sabatina sirvió para ofrecer a los asiduos asistentes estancieros un espectáculo lleno de sabor y tradición. Los integrantes de “Bandola Montañera de Guaribe” calentaron al público con su acentuado punteo que, acompañado por arpa y maracas, puso a echar un pie a las parejas presentes.

Con el fulgor de la fiesta corriendo por las venas, no se hizo esperar el arribo a la palestra estanciera de los maestros Dionisio Bolívar y Margarito Aristiguieta, quienes recibieron un homenaje por su tendida trayectoria musical. Con su magistral actuación, estos dos portentos de la tradición sonora tuyera hicieron las delicias del público.

Jim Morrison y Simón Díaz…sorprendente muestra de joropo urbano
El domingo fue un día de gratas sorpresas para el consecuente público estanciero; bien sonoro y trancaíto fue el concierto de Gavi Duarte, quien descargó lo mejor de su verso para deleite de todos por igual.

“Las mujeres de este país deben seguir abriéndose paso en todos los ámbitos culturales y gracias a PDVSA La Estancia sé que lo lograremos”. Con estas palabras, la diva joropera agradeció la labor cultural permanente que realiza el brazo social y cultural de PDVSA.

Finalizada la presentación de Duarte, los asistentes podían avistar en la tarima la colocación de una batería, guitarras eléctricas y demás implementos roqueros; “¿y qué pasa aquí?, ¿y no es el Festival de Joropo?”; estas preguntas –entre muchas otras- se escuchaban entre los escépticos espectadores.

Cuando Germain –vocalista y maraquero de Tobería´s- arrancó la descarga de metal y joropo, el público se debatía entre la risa y la sorpresa. Al finalizar la primera canción la gente aprobó con un estruendoso aplauso la ejecución de los jóvenes. Lo demás fue historia estanciera; por más de una hora y cuarto el patio de secado vibró con un concierto magistral.

El cierre del espectáculo fue con el inmortal éxito de la banda The Doors, Break on Through, en clave joropo. Germain asegura que Tobería´s busca acercar a las audiencias más jóvenes con un estilo de sonoridad tradicional diferente, llamativa e inmune a las críticas.

Los escuchas rieron, bailaron, cantaron hasta más no poder. Terminado el evento, muchos abarrotaron el camerino donde se encontraban los exhaustos artistas para felicitarlos; otros vitoreaban su nombre y la nueva pregunta que se oía a voces era: “¿Dónde se consigue su disco, chamos?”

De esta manera, PDVSA La Estancia continúa el exitoso Festival de Joropo 2010, que sin lugar a dudas dejó boquiabiertos a más de uno.

Bandolas venezolanas. Alberto Arvelo Ramos


Autor: Alberto Arvelo Ramos
Fotografías: J. J. Castro
Título: La bandola venezolana
Colección: Otros Títulos
Año: 2001
Formato: 22 x 28 cm
Páginas: 160
Agotado

Este libro, fruto de una intensa investigación, es el tercero dedicado a los mundos de la música popular nacional, escrito por Alberto Arvelo Ramos, con fotografías de J.J. Castro. Sus páginas exploran las raíces del instrumento desde sus antepasados milenarios hasta sus orígenes inmediatos y populares. El trabajo se concentra en los ámbitos humanos y naturales de las cuatro bandolas nacionales: la barinesa, la yabajera de Guaribe, la oriental y la guayanesa, con un último capítulo sobre la síntesis de esas modalidades en la bandola caraqueña. Se hace además una revisión teórica sobre el sentido del arte popular, y su permanente vigencia como amalgama fundamental de nuestra toma de conciencia como nación.

Extraordinario complemento es la antología de grabaciones de estilos y técnicas de las bandolas regionales, dirigido por Cheo Hurtado, quien además de ser el mejor intérprete conocido de la bandola guayanesa, es uno de los músicos nacionales de más seria y reconocida trayectoria.


Índice

Presentación
Capítulo I: Antiguos y Nuevos instrumentos
Pórtico: Junto con el acero
Antigua historia
El laúd
La Bandola europea
Los manantiales nacionales
Camilo Herrera
Pararía
Jorge Ball Vargas
Capítulo II: La bandola barinesa
Preludio. Lo nuevo en las raigambres
Los de antes y los de después de Anselmo
Román Cordero
Pablo Santamaría
Demetrio Aguilera
Moisés Torrealba
Anselmo: La trampa de la uña
Se acabó el arrinconamiento
La bandola sagrada y profana
Paréntesis sobre las coplas
De los tiempos del rey
La festividad del velorio
Capítulo III: La bandola
La invasión yabajera
La bandola que es pato yaguaso y el cantador que es guabina
El padre del golpe
Influencias de dos renacimientos
Yo no toco basura, yo toco lo que me gusta
Gerson Sandoval
El cristo y la siembra
Saúl Vera
Los pasos del futuro
Anexos. Afinación
El romance del Conde Olinos…
Romance del corderillo
Romance del Conde Lirio
Descripción y caracterización de la bandola montañera o cordillerana
Rostros del libro

La bandola: El instrumento


El Instrumento
La bandola de San José de Guaribe, es un instrumento de cuerdas pulsadas de cuatro órdenes dobles (doble cuerda), con encordado metálico, cuya afinación característica es Mi- mi, La-La, Re re, Sol sol.
Esta bandola perteneciente a la familia de los laudes, y emparentada directamente con las Bandurrias del siglo XVI y XVII español que describiera Juan de Bermudo en su "Declaración de Instrumentos Musicales" (Osuna 1555), es construida con una caja plana en forma de pera, con 39, 5 cm de lar
go, 30, 4 cm en su parte mas ancha y 9,3 cm de profundidad.

Su mástil o diapasón de 16 trastes sirve de base para una cuerda vibrante de 47, 5 cm. y le brinda al instrumento una tesitura de tres octavas y según
da menor. La longitud total de este cordófono es de76,5 cm. y por lo general está construido por maderas tropicales de la flora de la región integrada básicamente por árboles con flor, como el, Puy , Curarí ó Acapro (Tabebuya spectbilus) árboles flor amarilla como los araguaneyes, el Cedro (Cedrela
odorata) , y la Caoba (Swietenia mocrothylla) , pertenecientes a los ecosistemas de bosques secos tropicales o bosques de galería. En la actualidad se in corporan con poca frecuencia maderas importadas de Pino para la tapa armónica y Ébano para el mástil o diapasón, también se usan las maderas autóctonas de Saqui-Saqui, Pardillo de Mata y Par
dillo Amarillo , para los aros de la caja. La vida de este instrumento es relativamente re ciente entre los habitantes de San José de Guaribe, población Guariqueña que fuera capital del Cantón de Río Chico, provincia de Caracas, en 1832.
Alejandro Arzola Parariá es fabricante de bando las, violero o "luthier" y es el mas destacado del es tado Guárico en la fabricación de este instrumento
musical cuyo epicentro es San José de Guaribe. Nació en 1925 en el caserío Río Grande, también llamado Panapito, ubicado en la sierra camino de
Cúpira (hoy estado Miranda). Él ha seguido la his toria viva de este instrumento de cuerdas que origi nalmente vino del oriente del país. Esta bandola se
utilizaba desde 1930 en los bailes de la poblaciones de la vertiente sur del ramal interior de la Cordillera de la Costa, al Noroeste del estado Guárico en los caseríos: Río Grande, Quebradón, Casupo, La América , La Tinidad, La Unión, La Cubanera Los Can tiles, La fila de la Cruz, La Fila de la Balbona y Bu
darito, todos cercanos a la quebrada de la Tomuza, esparcidos en la geografía de los límites de los Esta dos Guárico, Miranda y Anzoátegui. Alejandro Arzola vio la bandola por primera vez en 1930 a la edad de 6 años en las manos de un afamado bandolista llamado Manuel Marcano, quien iba camino a un baile acompañado de "el indio" Santiago Bautista y la voz y las maracas de Rafael Martínez.
Ya para ese entonces se tocaba este cordófono con cuerdas de metal, y se le llamaba Bandola Río Chiqueña, dado que procedía de Río Chico, Estado
Miranda. Este instrumento arraigado en Río Chico antes de 1930 se utilizaba también en la Isla de Margarita y en las costas del Estado Sucre para la interpretación de "golpes de arpa", estribillos, puntos y galerones. Las dimensiones del instrumento, el número de trastes, la relación de intervalos de la afinación entre sus cuerdas, hasta los dibujos de la tapa y aros del instrumento, así como las técnicas de pulido y encolado, fueron las mismas en Barlovento que en el oriente del país.
A pesar de mantener las características básicas, la música, los géneros
(de canto y danza) y el repertorio, si variaron adquiriendo otras particularidades en la subregión Barloventeña. Allí la bandola perfiló unas características
musicales propias influenciada por el arpa del joropo central de la cuenca del río Tuy. Quizás por esto se usen cuerdas de acero en Barlovento y Guárico a
diferencia de las cuerdas de tripa o nylon que se usan en la zona oriental del país.
Fue Angel Matute, constructor de instrumentos de cuerda nacido en Margarita según Arzola Parariá, e intérprete de esta bandola de dobles órdenes,
quien al radicarse en Río Chico hacia 1925 trajo a Barlovento este cordófono. Allí contribuyó a supropagación haciéndolo del alcance de otros intérpretes como Teodoro Monzón, Regino Colina, Pancho Bolívar, Inocencio Caraballo, Juan Rebolledo, Manuel Marcano, estos dos últimos fueron los maestros de Juan Esteban García hacia 1939, quién se convertiría luego en el intérprete más destacado, obteniendo en 1999 el premio Nacional de Cultura
Popular.

La importancia que tienen para esta manifestación tradicional venezolana García y Arzola Parariá, esconfirmada por la Profesora Tibayre Rojas: "Con
Juan Esteban García y Alejandro Arzola Parariá, llegó la Bandola Cordillerana a San José de Guaribe"

Fue designado este instrumento musical como "Bandola", utilizando el mismo vocablo con el cual se le designaba en el oriente del país. Sin embargo el gentilicio del instrumento ha sido parte de una polémica. Arzola Parariá relata que en su infancia, hacia la década de 1930-40, se le llamaba Bandola Río Chiqueña.
La publicación de las grabaciones realizadas en 1969 por Luis Armando Roche interpretadas por Juan Esteban García, y remozadas y remasterizadas en este disco que hoy presentamos, crean con su difusión en 1971 a través del "long
play" "Bandola Oriental" cierta confusión en la designación del instrumento. Otros interpretes le dieron el nombre de "Bandola Guariqueña" obviando
quizás que en poblaciones del centro y sur de ese estado como Guardatinajas, El Sombrero y Calabozo, se interpreta la Bandola de cuatro órdenes sim
ples (no dobles) llamada por muchos "Bandola Llanera".

En 1993 la Profesora Tibaire Rojas presenta en el encuentro sobre cultura popular organizado en Barlovento, la propuesta de designar con el título de
Bandola Cordillerana o Montañera a la Bandola que se toca en San José de Guaribe y zonas aledañas basada en el hecho de que " … a través de la
montaña se trasladaron sus cultores para crearla y posteriormente difundirla" "(...)porque (esta bandola) es hija de la cordillera de la costa , y aunque
los medios de comunicación masiva la han dado a conocer con otras denominaciones, al darle ésta tomamos en cuenta el contexto de la manifestación (…)" y "porque al hablar de Bandola Cordillerana, reconocemos su doble filiación: oriental por el instrumento y Tuyera … (por) la estructura del golpe Yabajero", que como la del Tuyero, es una suite integrada por: pasaje, guabina y yaguaso.

El golpe Yabajero, también es mencionado como "Llabajero" (por que alude a la música de 'allá abajo' según le comentara el Bandolista de Carúpano
Luis Miranda al musicólogo Rafael Salazar). Para el intérprete de la bandola de Guaribe nacido en Guaribito en 1953, Gaspar Solorzano, Golpe Ya
bajero o llabajero, es la designación para un tema musical de varias partes ( joropo, guabina encierro, llamada de guabina, encierro de guabina, yaguaso,
remate o tramao) que se toca de forma recia y que se entiende y percibe como autóctono de la zona, como auténtica expresión cultural de esa región.
Nos lo dijo mas directamente: Yabajero (llabajero) es "vergagiao" aludiendo a la acción de golpear conuna verga de toro seca.

José Alejandro Arzola intérprete del instrumento nos dice que la gente de la montaña decía "vamos pa' llá 'bajo" cuando iban del caserío de La Cuba
nera hacia Los Cantiles o de éste último para Guaribe, y que hablaban de la música de bandola que se tocaba en los caseríos de la falda baja de la
montaña como 'golpes llabajeros" por que eran de allá abajo, de la montaña baja.

Los Géneros
El golpe o joropo en Guaribe ("relancino" como le llaman algunos cantadores) es generalmente de autor, y está conformado casi siempre por líneas melódicas de 16 compases estructuradas en dos partes, cada una identificada por un tema. Por lo general la segunda parte modula a una tonalidad vecina, por ejemplo su dominante o su relativo menor. Este joropo o golpe está conformado por motivos melódicos acompañados por una armonía sencilla por lo general rematadas con cadencias
perfectas del tipo IV, V, I ó II, V7 , I.

TOMADO DEGUARIBE DE LAS BANDOLAS: La bandola Cordillerana
de San José de Guaribe. Saúl Vera

“La Bandola de Guaribe podrá seguir existiendo mientras existan los Luthiers”


En el marco del Ciclo de conferencias del II Festival de Joropo 2010

14 Marzo 2010 | Haga un comentario

El Conferencista Aldemaro Barrios compartió con los presentes la importancia de la preservación de la bandola de Guaribe, y de como diversas instituciones han estado trabajando para su preservación

Cooreo del Orinoco.
El reconocimiento de la Bandola de Guaribe, originaria del norte del estado Guárico, fue el tema abordado en la conferencia ofrecida por el periodista e investigador Aldemaro Barrios, quien explicó la importancia de su preservación y de como diversas instituciones han estado trabajando para su preservación, además es considerado patrimonio cultural venezolano.

Durante su ponencia, Barrios invitó a conocer aquel instrumento que estuvo netamente ligado a la resistencia campesina de los años 30 y 40, cuando en la serranía de Guárico habitaban los trabajadores del campo que lo desarrollaron, y que además eran acusados por el gobierno de turno como guerrilleros.

Explicó que los ataques sufridos en la zona provocaron el desplazamiento de los pobladores de Altagracia de Orituco, Valle del Guanapo y San José de Guaribe a zonas cercanas. Juan Esteban García, acotó, fue uno de los luthiers forzado a abandonar sus tierras originarias. Pese a esto, permaneció realizando el instrumento.

Esto indujo el surgimiento de dos tipos de ejecutantes: los “montañeros”, quienes habitaban en la montaña y los “llabajeros”, que eran aquellos que radicaban en las faldas de la montaña.
Alejandro Arzola Pararía fue otro constructor del regional instrumento, oficio que aprendió de Angel Matute y que realiza desde hace 60 años. Fernando Millán, quien a su vez aprendió de Arzola, es uno de los luthiers con quien se cuenta actualmente. Junto a Marcos Arzola y Miguel “Macaco” Piñera, Millán garantiza la vida de este instrumento familia de los cordófonos que en total cuenta con ocho cuerdas, lo que lo diferencia de sus similares de las regiones de oriente, central y llanera.

Sobre los materiales utilizados, Barrios detalló que la madera empleada para hacer este instrumento es madera de tipo tropical. Indicó que la tapa de la bandola se hace con madera proveniente del árbol acapro, lo que a su juicio le da una sonoridad muy buena.

Por otra parte, señaló que el mango del instrumento es hecho con madera de cedro, “aunque para Juan Esteban García la mejor madera es la que viene de las tablas de cedro añejada”. No obstante, agregó que “con la tala y la quema propiciada en la región, la producción de la misma está amenazada”.

En cuanto a la forma de bailar este joropo, Barrios comentó que se hace “pasillaneado”, es decir, con un compás es más lento, “en donde el hombre nunca suelta a la mujer” y si el ritmo de la bandola es acelerado, señaló, el hombre es quien zapatea. “Esto tiene que ver mucho con el flamenco”, expresó.

Finalmente, Aldemaro Barrios expresó que la fabricación de la Bandola de Guaribe podrá preservarse por medio lde os programas impulsados por PDVSA, alcaldía de Guaribe, Ministerio de la Cultura, Gobernación del Estado Guarico.
T y Foto/Luis J. González C.

Julián Camacho: Los Cantiles 1928- 2005

Bandola de Guaribe en PDVSA La Estancia



Bandola Montañera de Guaribe se lució en Caracas

Los espacios de PDVSA La Estancia en Altamira resultaron pequeños para la gran cantidad de público que asistió a escuchar y admirar la Bandola Montañera de Guaribe que en las interpretaciones de Gregorio Mota y el grupo Cuerda y Madera, Dagoberto y Juan Solórzano Ron, hicieron vibrar al publico caraqueño el pasado sábado 13 de marzo en el marco de la Segunda Edición del Festival de Joropo 2010 que organiza PDVSA La Estancia.
El programa contempló la interpretación de piezas musicales clásicas del Maestro Juan Esteban García y nuevas composiciones del repertorio musical de Gregorio Mota quien animó a la audiencia con variaciones rítmicas de su ejecución, donde además se presentó una muestra del baile de la bandola de San José de Guaribe, Guárico, en las escenas danzarías de Omaira Magallanes y Ubaldo Cedeño.
Como invitados especiales estuvo Dagoberto Solórzano interpretando el golpe original de bandola montañera y Juan Solórzano quien fue aclamado con un prolongado aplauso de reconocimiento cuando interpretó dos piezas con un violín construido por sus propias manos, hecho de madera de cupacho y caja de concha de cachicamo. El público llamó de nuevo a Solórzano al escenario en medio de aclamaciones para de esta manera interpretar viejos joropos y pasodobles que los asistentes bailaron en medio de un embriagante entusiasmo en este festival del joropo 2010.
La bandola de Guaribe, patrimonio musical del estado Guárico, se ha ganado un merecido reconocimiento a nivel nacional producto de años de formación y promoción de nuevas generaciones de músicos como es el caso de Gregorio Mota entre otros jóvenes ejecutantes que desde el 18 de marzo estarán presentando en el marco de las Fiestas Patronales en honor a San José patrono de Guaribe en el conocido caney de la bandola, espacio de celebración y fiesta que podrán disfrutar en las Ferias Agropecuarias de este pueblo guariqueño.

Bandola Montañera de Guaribe: tránsito geohistórico


Bandola Montañera:
Apuntes para su comprensión y reconocimiento.

El tránsito geo-histórico de la bandola.
El tránsito geográfico e histórico de la bandola de ocho cuerdas desde la Isla de Margarita hasta la tierras bajas barloventeñas y las montañas del norte guariqueño, es parte de una historia que está asociada al modo de producción y de vida campesina de esta región norte costera montañosa de Venezuela y a la voluntad de hombres como Ángel Matute, fabricante de bandolas ,que aprendió este arte en Margarita y luego se residenció en Río Chico, Miranda hacia 1925 donde enseñó a otros cultores populares.
Ese mismo instrumento viene moviéndose en los hombros de marineros y campesinos desde hace más de ocho siglos en los que ha tolerado guerras, tiempos de paz, transformaciones morfológicas, melódicas, armónicas y rítmicas desde que el maestro Ziryab enseñaba a tocar el laud, (padre de la bandola actual) en Andalucía antes del descubrimiento de América (Córdoba 822). Ziryab venido de Bagdad, Irak, hasta el Califato de Córdoba en España fue protegido por
el califa Abderraman II para fundar una escuela de música en esa ciudad.
Los árabes, entonces, habían consolidado su poderío en España, se tocaba en aquel momento el laúd de cuatro cuerdas al que el maestro Ziryab le agrega una quinta cuerda y sustituye el plectro de madera por una pluma de águila que brinda mejor modulación sonora.
Abulhasán Ali Ben Nafi, conocido por Ziryab o también El Pájaro Negro (por su tez morena, fluidez de palabra y dulce carácter), procedía de Bagdad, se exila en Túnez después de una disputa con su maestro Ishaq al-Mawsulí, allí estudia la música popular tunesina y después de una serie de eventos Ziryab crea en Córdoba lo que se puede considerar el primer Conservatorio de Música del mundo islámico, allí realiza importantes modificaciones en el laúd, al añadirle una quinta cuerda.
El laúd antiguo sólo tenía cuatro cuerdas, las cuales según el simbolismo de los teóricos, correspondían a los humores del cuerpo humano, y son, según Julián Ribera, los siguientes: "La primera era amarilla, y simbolizaba la bilis; la segunda, teñida de rojo, simbolizaba la sangre; la tercera, blanca sin teñir, simbolizaba la flema, y el bordón estaba teñido de negro, color simbólico de la melancolía". .
La quinta cuerda añadida por Ziryab, representaba el alma, hasta entonces ausente en el laúd; estaba teñida de rojo, y colocada en el centro, entre la segunda y tercera. De este modo el instrumento adquirió grandes posibilidades y mayor delicadeza en la expresión. (1)

Después de la llegada de los españoles a América los marineros en los galeones traen consigo vihuelas, guitarras, bandurrias y lauds que eran las formas primigenias de nuestra actual bandola y se asientan fundamentalmente en Margarita. No obstante este instrumento encuentra en cada puerto de dominio español un sitio para cultivarse. En Santiago de Cuba por ejemplo fueron muy famosas las Hermanas Guinez un duo de ejecutantes de origen dominicano que la interpretaban, aunque hay quienes indican que se trata de un mito. *

Si nos acercamos a la etimología, la palabra bandola, deriva del griego "pandoura"), instrumento musical de cuerda, semejante a la guitarra, o a la "bandurria" (del latín "pandurium" con diversas sinonimias en el español "Baldosa", "Bandola", "Bandolín", "Bandurria", "Mandolina española", "Mandurria", "Valdosa", "Vandola". La Bandola nuestra entonces es una suerte de simbiosis entre la cítara y el laud como lo indica el español Juan Bautista Varela de Vega "fue una variante de la cítara o cistre, así como éste lo era de la antigua cítara o cítola; la guitarra latina lo fue del fidel o vihuela de arco, y la bandurria lo sería de la guitarra y una vez emancipada del fidel primitivo la antigua vihuela de plectro, aparecerá un tipo hermafrodita con algo de guitarra y algo de laúd, denominándose después "chitarra battente" este nuevo producto organográfico" (2).
Hay quienes indican, como Alberto Arvelo Ramon en su libro Bandolas de Venezuela, que es desde sus ancestros un instrumento fundamentalmente campesino y todavía lo sigue siendo.
En la colonia, en tiempos de esclavitud los negros y los indios aprendieron a tocar la bandola originaria con cuerdas de tripas de cerdo o puercoespín, reservada a los bohíos porque en la casa del “amo” se tocaba el clavecín o el piano.
En tiempos de la guerra de independencia la bandola se hizo más pequeña, de cuatro cuerdas, más pequeña para poder ser transportada en los lomos de los llaneros que la tañían en momentos de solaz.
En 1815 advierte un aviso público:
“Se busca un negro llamado Román, de buena cara, muy retinto y muy fornido, buen destilador de aguardiente. Sabe hacer azúcar y papelones y es aficionado a tocar el tres y la bandola. Se ofrecen 100 pesos de gratificación a quien lo aprehendiera”
(Portal Bandola Llanera. Barinas 2009)

Entrado el siglo XX Juan Esteban García (1930-2005) Premio Nacional de Cultura 1999, junto a otros ejecutantes y fabricantes como Alejandro Arzola Parariá, aprendieron a hacer y tocar la bandola en el Barlovento Mirandino con maestros como Pedro Pablo Alcantará, Ángel Matute, margariteño según Arzola Parariá y de allí la subieron por caminos de recuas hasta la fila alta de la Serranía Maestra del Interior con una melodía y rítmica que esta asociada a la cultura del tambor negro barloventeño.

Al llegar a la montaña, estos hombres campesinos labradores especialmente agricultorea, que transitaban caminos floridos en invierno y verano, el clima, la respiración bajando laderas y el trote de las bestias le da un agregado musical a las creaciones que por vía oral transmiten a las nuevas generaciones de bandolistas. Es lo que caracteriza a la bandola montañera que no dudo en afirmar que ella está en permanente transformación sin perder su esencia y trascendencia cultural.
Hay una anécdota del Maestro Arturo Graffe hacia los años 40:
“Cuando en una oportunidad él y Rafael Esteban Rojas hijos de familias pudientes de la zona, fueron a parrandear a Río Negro (La Montaña) encontraron un baile que lo animaba con su bandola Saturnino Hernández que era indio y rebelde(padre del cultor de bandola Régulo Hernández) quien al ver a los dos hijos de terranientes llegar en sus caballos, dejó de tocar la bandola, la metió en una saco y salió para el patio diciendo que “él no le iba a tocar a los patas amarillas”
La significación de esta circunstancia nos muestra dos hechos: había una resistencia de los campesinos a comprometerse con la clase rica porque eran uno de los factores de desplazamiento de grupos humanos hacia zonas intrincadas producto de la desigual distribución de la tierra. El otro es que durante muchos años y especialmente durante la guerra de guerrillas esa zona fue bombardeada y muchos campesinos tuvieron que irse al pueblo de San José de Guaribe o Altagracia de Orituco a trabajar de obreros o ejerciendo funciones subalternas como fue el caso de Juan Esteban García que fue vigilante en el entonces Ministerio de Obras Públicas. Lo que aprovecharon los terranientes para comprar y apropiarse de enormes cantidades de terrenos que antes eran conucos y tierras de producción campesina menor. Con ello vino la deforestación extensiva para el pastoreo de ganado vacuno en zonas de vocación agrícola forestal.
Luego durante los años setenta, cuando termina la guerrilla, en esa zona se desarrollaron una serie de luchas reivindicativas por la tenencia de la tierra y la bandola fue la animadora en los actos que se hacían entonces, así vino a dar al Aula magna de la UCV donde se le presentó de la mano de Juan Esteba García quien acompañó esas luchas desde su vocación artística.

En los años 90 la Gobernación del estado Guárico la ordenó Patrimonio Cultural del Estado, mediante el decreto Nº- 174 y se le da la denominación de “Bandola Guariqueña Cordillerana” basado en un trabajo de investigación de la profesora Tibaire Rojas, aunque muchos autores, cultores e investigadores la identifican con las denominaciones de oriental, central, montañera, orituqueña, guaribera, en el intento de contextualizarla dentro de un territorio musical específico, el instrumento y su manera de ejecutarlo por el hombre cultor es dinámico y flexible desde el punto de vista de la creación artística..

Desde que Juan Esteban García logra la relevancia pública que le brindó el vínculo con el cineasta Luis Armando Roche a principios de la década del 70, con el grupo musical “Un Solo Pueblo” y los trabajos de la Fundación Bigott, durante la década de los 80 y 90, hay un impacto en la comunidad juvenil de la región y se genera una alta motivación para que muchos niños se entusiasmen a cultivar el instrumento bandola. Además de una cultura musical muy fecunda, esos niños querían ser como Juan Esteban, por ello treinta años después en las poblaciones del norte de Guárico y Anzoátegui igual que en Miranda hay un renacer de la bandola cuando centenares de jóvenes la practican. Es tiempo de cosecha de aquella siembra.

¿Quien hace hoy día estas bandolas? ¿Cuáles son las mejores maderas para su fabricación?
Los luthiers son el alma de la permanencia del instrumento pero también los bosques y su preservación, porque la bandola tiene componentes de maderas duras y blandas propias del trópico que le dan el sonido característico.
Cuando Alejandro Arzola Parariá (La Tomuza, Miranda 1925 ) se dispuso a formar luthiers en su taller en San José de Guaribe, PDVSA ha llevado adelante un programa de financiamiento para el fomento de la enseñanza de la fabricación de la bandola, desde los años 90 hasta la primera década del siglo XXI, se han regado su semilla por aquella geografía árida pero fecunda para los fabricantes de bandola.

El trabajo de Fernando Millán con su taller en Clarines, Anzoátegui, (trabaja maderas importadas: ébano, palisandro, pino) después de aprender bajo la tutela del maestro Arzola Parariá, también ha echado raíces para una nueva generación de luthiers de bandolas, entre otros Orlando Sáez (1970, El Jabillo Arenota Guárico) , uno de los mejores, Benito Carrasquel (San José de Guaribe 1951) hijo de Parariá vive en el Barrio El Delirio, todos en su familia son artesanos, talladores, loceros; Marcos Arzola (hijo de Parariá), Miguel Díaz (Macaco) vive en la Calle Miranda, Rosita Rivero Escalona ( aunque no esta dedicada) hizo los talleres de capacitación junto a otras mujeres que ya no se dedican a la fabricación de bandola). Muchos de ellos no tienen talleres formales ni equipos sofisticados, salvo Fernando Millán, pero se apoyan en los recursos elementales que caben en una mesa de trabajo en el patio de sus casas para hacer bandolas.

Saúl Vera en su trabajo “Guaribe de las Bandolas” indica que “las maderas usadas para la fabricación de bandolas se obtienen de árboles duros con flor amarilla como el puy, curarí o acapro (Tabebuya Spectbilus), el araguaney, o blandos como cedro (Cederla odorata), y la caoba (Swietenia mocrothylla), pertenecientes a los ecosistemas de bosques tropicales secos o bosques de galería. Igualmente se usan las maderas autóctonas como el saqui-saqui, pardillo de mata y pardillo amarillo para los aros de la caja”.
Hay una comparación poética entre las maderas de flor amarilla que son maderas duras y el enamoramiento del sonido de la bandola. Debe haber una instancia espiritual que une la belleza con la dureza y los sonidos particulares que generan esas maderas.
En la actualidad se incorpora, maderas importadas de pino para la fabricar la tapa armónica y ébano para el mástil o diapasón, pero dudo que generen el sonido que puede dar el acapro por su textura, su dureza y su finura perdurable.
Escuche decir alguna vez al Maestro Juan Esteban García que la mejor madera para fabricar una bandola es la que viene de tablas de cedro viejo maceradas por el tiempo y añejadas bajo las sombras de la misma especie de donde vino aquella madera y a la que había que hablarle en gratitud por su entrega.

El baile
El baile de la bandola originalmente es ejecutado mediante pasos suaves pasillados y luego del llamado del “transporte” es cuando el bailador (hombre) zapatea brevemente a un lado a su compañera de baile, pasa a la pareja de una mano a la otra y le da una vuelta en giros sobre el eje de su mano izquierda y luego la toma con la derecha por la cintura para llevarla al ritmo del transporte, que es cuando comienza el éxtasis del baile. En este baile solo el hombre zapatea y la mujer realiza formas elegantes de pasillos a la derecha o la izquierda.
El Pasillo es un género danzario con características distintas al baile de bandola, pero en este caso la palabra pasillo, se aplica para describir “pequeño paso” o “paso menudo”, que el bailador o bailadora de bandola opera en la danza, son breves marcas de los pies que van al ritmo del instrumento. El "transporte" en un acto mediante el cual el bandolista arrecia y exalta las armonías acelerando el ritmo y generando lo que yo llamo el "éxtasis" de los bailadores para significar la "emoción" rítmica.
El baile "horconeao" viene de la palabra “horcón”, madero que sostiene o soporta el techo de una casa, es un baile más tremendo, rústico, atrevido, zapateado fuerte, así lo llaman en los llanos de Guárico.
Esta operación danzaría de la bandola va acompañada de cada uno de los tiempos o registros de la guabina, llamada de guabina, encierro de guabina, yaguaso, remate o tramao.
Hay bailadores como Ramón Mota, Octavio Cedeño, Adela Méndez, Jacinta Carpio, María Cristina Avila entro otros que hacen piruetas y figuras complejas con zapateos muy fuertes que rememoran al vigoroso tableteo del flamenco.

El canto.
Algunos de los cantantes de bandola del siglo veinte ya desaparecidos que animaron fiestas y velorios fueron Luis Carpavire (Puro Hígado), Julián Camacho, Pancho Centeno, Erasmo y Magín Martínez entre otros, todavía cantan y animan fiestas Quintín Canelón, Luís Jiménez, Manuel Cedeño, Vidal Canache quien además es ejecutante.
El cantador como en el joropo tuyero o central toca simultáneamente las maracas.
Su canto, como el baile, se corresponde como un contrapunteo entre el instrumento y el cantante combinando los tiempos de guabina, encierro, encierro de guabina, yaguaso y remate o tramao.
El canto de bandola comienza con unos versos aprendidos de memoria y termina con una improvisación que se nutre del momento y del repentismo e imaginación del cantante donde generalmente se describe la circunstancia presencial o relacionada con el mundo sacro o agrario campesino.
La cultura ecológica esta presente en la interpretación y canto de la bandola, decir que “la guabina” “el encierro de la guabina” “el yaguazo” que son los tiempos de registros en la ejecución del instrumento es relacionar la pesca que el pato yaguazo hace a la guabina (el pez). En este caso el Yaguazo es la bandola y la guabina es el cantante. Esa caracterización es otra de las bellezas que nutren la bandola montañera.

¿Hacia donde va ese joropo?.
No lo sabemos ciertamente, el tiempo, los luthiers, los ejecutantes, la conservación de los bosques y la voluntad política de preservar este patrimonio cultural lo dirán; solo que en la medida que la hagamos conocer será mayor su reconocimiento pero sobre todo que exista voluntad política para preservar la montaña, sus bosques, sus ríos sus maderas su gente..
Pero hay experimentos que realizan jóvenes como José Ignacio Hernández tocando bandola de 4 cuerdas llaneras con rítmica, armonías y melodías de la bandola montañera, hay bandolistas como Asdrúbal Cedeño que en Valle la Pascua, Barcelona, San Juan de los Morros, a 300 kilómetros de su patio natural, ponen a bailar con la bandola montañera a hombres vaqueros rudos de talón “cuarteao” y mujeres que les gusta bailar al modo “horconeao” por aquellas sabanas los fines de semana.
Hoy día en San José de Guaribe la ejecutan en conciertos y en espacios abiertos en tiempos de fiesta patronal o íntimos como antiguamente se hizo, en algunos lugares como en el caso de Valle de la Pascua, se toca y se baila en sitios de diversión “colaterales” es decir muy exclusivos donde ha penetrado la bandola gracias a la voluntad de cultores como los Cedeño que se han ido a vivir a esas ciudades en busca de mejores condiciones de vida teniendo como medio de sustento su arte musical.


Preservar la montaña para preservar la bandola.

Sin los luthiers no hay instrumentos pero sin las maderas tampoco hay instrumentos, por ello la conservación de los bosques de estas zonas montañosas se corresponde con un ciclo ecológico vital cuya interpretación la entendemos asociada a procesos y fenómenos culturales que debemos reconocer con responsabilidad social.
Se pueden fabricar bandolas con ébano y pino pero jamás sonarán como las bandolas hechas de acapro y cedro que son las maderas naturales que le permiten el auténtico sonido del trópico, de una región y una cultura característica y particularmente bella y fecunda.
Esas montañas por donde vino la bandola de la mano de arrieros y campesinos conuqueros al pueblo sobreviven gracias a la capacidad creadora del pueblo venezolano. Si ayer, hace 50 años había suficiente madera noble para construir bandola, cuatros o violines, hoy estamos ante la disyuntiva y la pregunta de si dentro de 30 años habrá madera para construir los instrumentos que alegran el espíritu del pueblo.
La montaña que fue abundante ayer hoy ha sido perforada, talada y herida gravemente por una cultura depredadora esta dejándola sin recursos para un futuro forestal inmediato. Hace 40 años cuando éramos niños no podíamos bañar en ríos corrientes en verano hoy esos mismo ríos son cuencas vacías que se atormentan en inviernos con deslaves de barro y sedimentos que van a parar al Unare y de allí al Mar Caribe. Por ello se ha propuesto al Estado Venezolano la creación de un Área Bajo Régimen de Administración Especial para esa zona expresado en el llamado Informe Quebradón emitido en Plenaria de la Asamblea Nacional en 2005.
Algunos de esos cultores de bandola de esa zona hoy participan en frentes campesinos para rescatar la montaña de la minería explotadora del sílice y de la grea donde empresas como Balgres han comprado a terratenientes las tierras de la Serranía para esos propósitos, afortunadamente el estado ha dado respuesta, pero todavía faltan planes de desarrollo agroforestal productivos que de manera sustentable puedan ser aplicados por esos campesinos y campesinas que toda su vida han vivido, bailado y disfrutado de la bandola montañera. Y en esa lucha estamos hoy día preservar la montaña para perpetuar la vida de la bandola.

Aldemaro Barrios Romero
CNPI No 1541.








Bibliografía
1. Viejo y nuevos lauds, Vicente Salas Viu, España. PDF Portal Internet.
2.- La educación musical en el Califato de Córdoba. Mª Feliciana Árgueda Carmona . Universidad de Córdoba. España. Portal Internet.
2. Anotaciones históricas sobre la bandurria. Revista del Folklore. Juan Bautista Varela de Vega. Año: 1985. Tomo: 05.Revista número: 58. Páginas en la revista: 123-130. 3.
4.-Guaribe de las Bandolas Saul Vera. Portal www.saulvera.arts.ve.

*En 1580 había en Santiago de Cuba “dos negras libres, naturales de Santo Domingo, nombradas Teodora y Micaela Ginés, tocadoras de Bandola” (sic); y asegura que cuando la segunda marchó a La Habana, la primera se quedó en la ciudad oriental, donde se hizo persona tan célebre que le fueron dedicadas unas tonadillas que se cantaron hasta muy entrado el siglo XIX y que se conocen como El son de la Ma'Teodora.


Grupo Cuerda y Madera. De derecha a izquierda: Gregorio Mota, bandola; Manuel Cedeño, maracas y voz; Ramón Characo, cuatro y voz y Argenis Ytriago, bajo.